domingo, 16 de noviembre de 2008

Lectura nº1

“Manual de economía política”.

Autor: G. Longo.

Editorial: Comunicación. Serie B.




J. Schumpeter explica: “Es ciencia cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Estos esfuerzos producen hábitos mentales, métodos o técnicas, y un dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas”.

En Schumpeter, gran economista y agudo investigador, se aprecia en el plano metodológico la influencia de Mach y Avenarius, se refugia en el puro empirismo, situándose, en el resto de aspectos, en posiciones dualistas de tipo neokantiano.

Podremos hacer uso de su pensamiento mientras permanezcamos en un terreno empírico.

La finalidad del conocimiento y de la investigación científica, también, consiste en descubrir las normas, las leyes del universo empírico que rodea al hombre, es decir, de la realidad objetiva en la que este se encuentra inmerso. Todo el conocimiento científico debe proporcionar una descripción de esta realidad. Pero no puede limitarse a describir esa realidad, sino que también debe explicarla.

La ciencia no puede ser simplemente un conjunto de definiciones. Debe reconstruir idealmente, en el pensamiento, el esquema de desarrollo de la realidad, un esquema en el que cualquier objeto aislado halle su lugar y su explicación, y no limitarse a configurar un mosaico de aspectos y propiedades dispares. El conocimiento científico no debe conformarse con una explicación cualquiera de la realidad.

La condición indispensable para que exista un verdadero conocimiento científico es la exigencia de que la realidad objetiva sea explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a tal realidad, que le sean extraños.

Hegel afirma que la ciencia más que explicar el mundo debe comprenderlo.

La historia del conocimiento científico es en realidad la historia de cómo la humanidad se ha explicado el mundo real: En un principio atribuyendo a los fenómenos causas y relaciones fantásticas; Para pasar más tarde a hipotetizar causas y relaciones reales; Y llegar por último a conocer las relaciones que se establecen objetivamente entre los fenómenos de la realidad.

El requisito según el cual ha de explicarse la realidad partiendo de ella misma es común a todas las ciencias, es la característica que define a la ciencia, aquello que distingue a lo que es ciencia de lo que no lo es. Es un principio admitido por cualquier científico autentico.

El desarrollo coherente de este principio, su aplicación sin excepción a todos los fenómenos de la realidad conduce directamente al materialismo filosófico.

Una filosofía coherentemente científica forzosamente ha de ser materialista y por tanto basarse en la necesidad de estudiar la realidad objetiva tal y como es y explicarla partiendo de ella misma. El marxismo constituye la primera concepción del mundo basada total y exclusivamente en la ciencia.

El conocimiento científico es únicamente una parte de la actividad humana, tan solo uno de sus aspectos. Por ello el conocimiento nunca es, y no puede ser un fin en si mismo. El hombre desea conocer el mundo para poderlo modificar de acuerdo con sus exigencias y necesidades.

El fundamento más esencial y más próximo del pensamiento humano es la transformación de la naturaleza por el hombre. Y la inteligencia humana ha ido creciendo en la misma proporción en que el hombre iba aprendiendo a transformar la naturaleza.

El pensamiento y la acción, el conocimiento y la praxis se condicionan mutuamente. Es importante señalar desde un principio que esa unión no es una conexión directa, sino mediata, a través del conocimiento, de la cognición.

Para desarrollarse con éxito, la praxis requiere de una buena cognición de la realidad, en la cual y sobre la cual el hombre se prepara para actuar. Es evidente que por sí misma la actividad cognoscitiva no puede y no debe orientarse hacia la acción, sino que ha de llegar a la cognición de lo real, que será precisamente lo que permitirá la futura acción. La ciencia nunca tendrá por objeto la praxis, su meta es la cognición o la búsqueda de la verdad de las cosas, entendiendo por verdad la correspondencia de nuestras concepciones a la realidad.

Si conocemos la realidad, antes o después, surgirán los instrumentos técnicos que nos permitan modificarla.

Entre conocimiento y acción existe otra diferencia desde el punto de vista metodológico. Así como la praxis ha de ser una acción colectiva, coordinada entre más de un individuo, para que tenga éxito, la investigación tiene carácter individual. Se debe a que el hombre, animal eminentemente social, puede y debe coordinar su acción con la de sus semejantes, pero no puede coordinar su pensamiento con el de los demás. El pensamiento es individual y no puede ser de otra forma.

Tanto la acción colectiva como el pensamiento individual son fenómenos sociales, no existen al margen de la sociedad humana. Y se diferencian por su forma de manifestarse.

Las modalidades de desarrollo de la acción no coinciden con las del pensamiento. Lo cual significa que no nos podemos dedicar al mismo tiempo a estos dos distintos aspectos de la actividad humana.

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